Que edad tienes? Seguro?.. te ves como de 15 años!..pareces un niño(a). Cuantas veces a algunas personas les hacen esa pregunta?.
" No hay nada mas chismoso que el cuerpo".
"Freud (1926) definió el trauma como la experiencia de afecto abrumador en respuesta a un acontecimiento. Sabemos que la experiencia del trauma está determinada por varios factores: la magnitud de la amenaza que supone el acontecimiento; la lente evolutiva de la persona para entender el acontecimiento en el momento el temperamento de la persona (umbrales sensoriales altos o bajos); un historial de traumas previos; y el significado que el acontecimiento tiene para el individuo dadas sus elaboraciones après-coup en la fantasía.
Todos estos factores moldean la experiencia del trauma en general. Surgen cuestiones fundamentales, como si un infante puede experimentar de hecho un acontecimiento traumático de un modo verdaderamente traumático y, si eso es posible, si el trauma puede representarse mentalmente y recordarse. "
"Durante muchos años se ha creído que los infantes no recuerdan lo que les ha pasado antes de que el hipocampo madure a la edad de 18 meses, aproximadamente, más o menos cuando el lenguaje se adquiere por primera vez. Así, se pensaba que los infantes no pueden codificar acontecimientos específicos. Se entendía que la memoria implícita, procedimental, no episódica, se desarrolla bastante más temprano, mucho antes de la capacidad de formar un recuerdo episódico explícito de una escena. La memoria procedimental es el aprendizaje de hábitos, o el aprendizaje gradual, incremental, como aprender a caminar o a tocar el violín. También está implicada en las interacciones con los otros, donde general “representaciones de interacciones generalizadas” (RIGs [siglas en inglés]; Stern, 1983) y el “conocimiento relacional implícito” teorizado por el Boston Change Process Study Group (Nahum y col., 2002). La memoria procedimental está presente esencialmente a partir del nacimiento. Pero, se pensaba, la memoria episódica no está disponible para los acontecimientos que tuvieron lugar antes de los 18 meses. "
"En primer lugar, es indiscutible que los infantes muy jóvenes, incluyendo neonatos e incluso, tal vez, fetos, experimentan dolor. Apenas parece necesario afirmar esto, aunque durante más de un siglo tanto padres como médicos fueran de la opinión contraria, incorrecta; es más, aun hoy, no siempre se da el caso de que la anestesia se use adecuadamente en procedimientos médicos dolorosos, tales como la circuncisión, en niños pequeños.
En segundo lugar, los infantes no sólo experimentan dolor –y estrés severo- sino que son capaces de formar representaciones simbólicas y recuerdos somáticos de los traumas que han sufrido. Además, ahora sabemos que sus capacidades para otro tipo de memoria son mucho más sofisticadas de lo que se pensaba aun hace treinta años, y que estas capacidades incluyen los rudimentos de un sistema de memoria episódica aun antes del surgimiento del lenguaje.
En tercer lugar, estos dos factores –la experiencia de dolor y su recuerdo- crean condiciones necesarias y suficientes para la traumatización y el desarrollo de TEPT. La existencia de este trastorno en niños muy pequeños, menos de cuatro años, ha sido actualmente ampliamente documentada. Clínicamente, el niño traumatizado por lo general carece de la capacidad de poner en palabras el trauma antes de los tres años; sin embargo, sí ofrecerá evidencia de reexperiencia traumática en el juego, siendo dicho juego fácilmente distinguible del juego simbólico ordinario. La integración que hace el niño del trauma en la memoria autobiográfica, si tiene lugar, empieza por lo general a la edad de 3 años o un poco después y requiere tanto desarrollo verbal como andamiaje parental.
En cuarto lugar, el impacto del acontecimiento traumático en el niño será mediado en todos los casos por el sistema de apego continuado. Cuando el trauma tiene lugar como parte de la relación de apego, un tema que he mencionado aquí sólo brevemente, es de esperar que la situación sea más grave. Cuando el trauma les sucede al niño y a los padres, su impacto es más complejo. Incluso cuando el trauma le sucede sólo al niño y tiene lugar en el contexto de un sistema de apego seguro continuado, también es posible que se produzca la traumatización,"
EL CUERPO TRAS EL TRAUMA
"Sin embargo, en nuestra vida diaria, estas mismas áreas cerebrales son responsables de registrar todo el abanico de emociones y sensaciones que forman los cimientos de nuestra autoconcienciación, la percepción de quienes somos. Lo que estábamos viendo era una adaptación trágica: en un esfuerzo para desconectar unas sensaciones aterradoras, también adormecieron su capacidad de sentirse totalmente vivos.
Estas personas no podían definir qué intentaban decirles las sensaciones de su cuerpo, que son la base de todas las emociones. Aprendieron a silenciar sus emociones antaño abrumadoras y, como resultado de ello, ya no reconocían lo que estaban sintiendo.
Eran incapaces de usar su capacidad de lo que los científicos llaman interocepción, el conocimiento de nuestras sensaciones sensoriales corporales sutiles: cuanto mayor sea ese conocimiento, más potencial tendremos de controlar nuestra vida. Es por ello que la práctica consciente es una piedra angular de la superación del trauma."
APAGAR EL TRAUMA, CONGELAR EL CUERPO
"
Se sienten crónicamente inseguros dentro de su cuerpo: el pasado está vivo en forma de incomodidad interior constante. Su cuerpo se ve continuamente bombardeado por señales de alarma viscerales y, en un intento de controlar estos procesos, suelen volverse expertos en ignorar sus instintos y en adormecer la consciencia de lo que está pasando en su interior.
Las personas traumatizadas suelen tener miedo a sentir.
Ahora, el enemigo no es tanto el autor de los hechos (que con suerte, ya no estará cerca para volver a hacerles daño) sino sus propias sensaciones físicas. El miedo a quedar secuestrados por unas sensaciones desagradables hace que el cuerpo se congele.
En consulta cuando veo a un consultante siempre me fijo en lo que su cuerpo me grita, ver una persona de una edad x y que aparente unos 7 años me puede llevar de manera inmediata sobre la edad con la que me conecto con el trauma.
Aunque el trauma durante la niñez puede tener efectos graves y duraderos, siempre hay esperanza. Con la ayuda de adultos comprensivos y cariñosos, los niños pueden obtener y logran la recuperación. Considere los consejos a continuación: Identifique los detonantes del trauma. Algo que usted dice o hace, o un elemento inofensivo en su hogar, puede estar causando reacciones en su hijo sin que ninguno de los dos se dé cuenta. Es importante fijarse en los patrones de comportamiento y en las reacciones que no parecen “ajustarse” a la situación. ¿Qué le causa distracción a su hijo, lo pone ansioso u ocasiona un berrinche o estallido emocional? Ayude a su hijo a evitar situaciones que detonen recuerdos traumáticos, al menos hasta que el niño haya sanado más. Esté física y emocionalmente disponible. Algunos niños traumatizados mantienen distanciados a los adultos (sea a propósito o sin querer). Busque la manera de ofrecerle atención, consuelo y apoyo a su hijo sin incomodarlo. Es posible que los niños más pequeños deseen que los abracen o los sostengan en brazos; los jóvenes podrían solo desear pasar más tiempo en familia. Siga la iniciativa de su hijo y sea paciente si parece necesitado. Responda, no reaccione. Sus reacciones pueden desencadenar ciertas reacciones en un niño o un joven que ya se siente abrumado. (Algunos niños se sienten incómodos incluso cuando alguien se les queda mirando durante largo tiempo). Cuando su hijo se sienta molesto, haga lo que pueda para mantenerse calmado: Baje la voz, reconozca los sentimientos de su hijo, y trate de consolarlo y de ser honesto. Evite el castigo físico. Esto puede empeorar el estrés o la sensación de pánico de un niño que ha sido víctima de abuso. Los padres necesitan establecer límites y expectativas razonables y consistentes, y deben elogiar el comportamiento deseable. No se tome el comportamiento de su hijo a pecho. Permita que el niño experimente sus sentimientos sin juzgarlo. Ayúdelo a encontrar palabras adecuadas y maneras aceptables de expresar sus sentimientos, y elógielo cada vez que las use.
Escuche. No evite los temas difíciles o las conversaciones incómodas. (Pero no obligue al niño a hablar sobre algo si no está listo para hacerlo). Déjele saber al niño que experimentar muchos sentimientos después de una experiencia traumática es completamente normal. Tome sus reacciones seriamente, corrija cualquier idea errónea relacionada con el evento traumático y asegúrele que lo sucedido no fue su culpa. Ayude a su hijo a aprender a relajarse. Anime al niño a practicar la respiración lenta, a escuchar música relajante o a decir cosas positivas (“Ahora estoy a salvo”). Sea consistente y predecible. Desarrolle una rutina diaria para las comidas, horas de juego y la hora para ir a la cama. Prepare a su hijo con antelación para un cambio o una experiencia nueva. Sea paciente. Cada persona se recupera del trauma de manera diferente, y la confianza en los demás no nace de la noche a la mañana. Es importante que se respete el ritmo de recuperación de cada niño. Permita que el niño tenga cierto control. Las elecciones razonables y apropiadas para su edad animan al niño o joven a sentir que tiene control sobre su propia vida. Fomente la autoestima. Las experiencias positivas pueden ayudar a los niños a recuperarse del trauma y aumentar su resiliencia. Ejemplos de esto incluyen adquirir una habilidad nueva; sentirse parte de una comunidad, grupo o causa; establecer y alcanzar objetivos; ser de utilidad a otras personas. "
Busque ayuda de un especialista.
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*Varias fuentes tomadas para este articulo.
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