“Aunque nadie puede retroceder y crear un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar ahora y crear un nuevo final”. -Carl Bard.
Unos de mis ejercicios preferidos en mis sesiones son las que están conectadas a los procesos de perdón,
El primer paso al perdón empieza perdonándonos nosotros mismos, ya que solemos cargar con tanta culpa asociada a todos nuestros procesos que esto nos hace imposible accionar en algunos aspectos de nuestras vidas sin esa gran mochila a cuesta.
En la Kabbalah el nombre a este proceso es la Teshuvá significa “Arrepentimiento”. Pero una traducción más precisa sería “Regresar”, regresar al estado original (o a la “escena del crimen”). Es una oportunidad no sólo para regresar al estado puro sino también para recrearlo.
Sentir arrepentimiento, decidir cambiar la forma de ser y luego verbalizar la transgresión. Todos los componentes son igual de vitales para el proceso. Pero generalmente permanecemos en el primer paso por más tiempo del que deberíamos, ignorando la situación o realizando excusas para justificar nuestras acciones. La responsabilidad significa hacernos dueños de nuestras acciones o hábitos negativos y reconocer cuán destructivos son. Cuando el remordimiento y la necesidad de comenzar de nuevo vencen la necesidad de ignorar nuestras culpas, es tiempo para el siguiente paso: la resolución.
El paso más poderoso que podemos tomar es el paso hacia el cambio.
Después de que tomamos la decisión de cambiar, es necesario verbalizar esta intención. Algunas veces, esto viene en la forma de disculparnos con alguien a quien hemos lastimado. Pero también puede venir con compartir una resolución con un amigo. De cualquier forma, hay poder en las palabras habladas. Al permitirle la entrada a alguien en los pasos que queremos realizar hacia el cambio, nos hacemos responsables por otros y, por ende, es menor la posibilidad de retomar viejos hábitos nuevamente.
Estar conscientes de nuestras fallas y de nuestros hábitos negativos es un esfuerzo continuo a través del año. Está en la naturaleza humana sentirnos en ocasiones decepcionados de nuestras propias acciones. La tentación de regodearnos en nuestras fallas o errores y posponer un nuevo comienzo hasta el siguiente día, la siguiente semana o el siguiente año es poderosa.
Solo por citas.
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*Varias fuentes tomadas para este articulo.
Sin embargo, podemos hacer a un lado la galleta, dejar el chisme o dar un giro cuando lo decidamos solo h